PISCINEANDO

Hola amigos:

¿Que tal estáis? ¿Pasando mucho calor? Los que estamos en alerta amarilla-naranja y esos colores tan veraniegos y favorecedores ni os cuento...

Me consta que las piscinas y los gimnasios no son los lares mas elegantes del mundo, pero los que tenemos la mala suerte de tener poco trabajo en julio y pillar las vacaciones en agosto nos decantamos por las piscinas, un remedio muy socorrido con todo lo que conlleva:

Ir de la toalla a la piscina se convierte en toda una pasarela de flashes y críticas que riánse ustedes de la Madrid Fashion Week. La gordita porque está mas gordita que el año anterior, la delgada por delgada, la que cambia de modelito porque  varía, la que se pone dos días el mismo modelito, porque repite, la que tiene poco pecho por escasez pero la que tiene mucho por abundancia y un largo etc. Risto Mejide a nuestro lado, es un bendito. El caso es criticar y es que nos gusta mucho despellejar al personal. 

No me explico que el hombre más rico del mundo sea D. Carlos Slim , en lugar de D. Juan Roig (Presidente de Mercadona) simplemente por la cantidad de protectores solares que vende. Ya no vemos Nivea ni otras marcas similares. Deliplus encabeza la lista y con ventaja. La temática Mercadona da lugar a numerosas reflexiones en las que todo el mundo opina y comenta qué productos son los mejores y más originales con una solemnidad improcedente.

Me divierte muchísimo cómo van las familias a comer a la piscina. Cargados como si no hubieran comido en la vida y fueran a pasar los tres meses de verano en las tumbonas. Neveras, tuppers de todos los tamaños y colores, bolsas de patatas, la gama completa de  Matutano, todo tipo de encurtidos, etc. He llegado a contemplar a una familia con una cacerola de almejas con su salsa y todos sus avíos, recipientes con todo tipo de hidratos y, de postre, cajas industriales de gominolas de Miguelañez. Prometido. Cuenta la leyenda que esta familia lleva 12 años en la sombrilla esperando a hacer la digestión para poder bañarse.

Otro momentazo es cuando llega un matrimonio con niños a las tumbonas y sillas. Tras cinco viajes al coche para descargar: los manguitos de Hello Kitty, flotador de Dora exploradora, sillas flotantes de Pepa Pig, zuecos de Bob Esponja, pelota de los Simpson, cocodrilo hinchable, colchoneta de Cars, burbuja de Pocoyo, juegos de cubo, pala y rastrillo de Toy Story, regadera de Mickey Mouse, nevera de Monsters, palas de Barbie, toalla de Spiderman, gafas acuáticas, cangrejeras, churros... Cuando ya está todo descargado, se preguntan el uno al otro: ¿Donde metiste el bañador del niño? ¿Se te ha olvidado? Momento de tensión en el que muchos matrimonios han estado a punto de firmar el divorcio. Por supuesto, de mutuo acuerdo.

 

La piscina infantil también da mucho juego. Es el lugar donde todos sacamos la omaita que llevamos dentro. Hasta los más educados sueltan algún que otro taco y comienzan a vociferar llamando a sus hijos de forma soez. Escuchamos todo tipo de riñas, broncas, pulsos entre padres e hijos. Pero en general existe armonía hasta que un niño se acerca al tuyo, le quita los juguetes y se los lleva. El cuerpo nos pide quitarle los suyos, pero los padres y tíos estamos comedidos y se lo pedimos educadamente. Ojo con las abuelas se ponen a su altura, le montan un pollo y aquello puede convertirse en una pelea tipo la guerra de los Rose.

Con toda esta vorágine, estoy muy entretenida y apenas tengo tiempo de leer, escuchar música ni otras actividades extraescolares.  

Dedicado a mi cuñada Eva, mis amigas Chelma, Anusky, Patri y mis nenes: Javier, Carla 1, Jimena, Jesús, Carlos, Carla 2 y Coke. Por los buenos ratitos  que pasamos en la piscina.

Muchas gracias a todos por seguir ahí. Besotes